Jardines sin importancia circundan edificios impersonales.
Se defienden del temporal marino que los acecha y amenaza.
Solo en el tuyo hay un olivo que respira, sufre y siente como la sal agravia sus heridas.
Lamentáis el transplante y añoráis otro sol, otros tiempos.
Cuando aparecen las gruas todos damos por supuesto que nuestro tiempo es finito y caemos que el único que hará del desarraigo negocio es un camionero.