Divino Carlino


El cercado limita un espacio de juego donde la igualdad de clases se hará definitiva.
El rango, el puesto, el coche, los masters allí no importan.
El tamaño, la raza y la correa tampoco.
El match empieza. 
El bando irracional se posicionará en la esquina mas cercana a la puerta.
El bando con raciocinio recorrerá el perímetro del terreno de juego sin orden, sin control.
Escaramuzas, saltos, aproximaciones traseras y algún que otro bocado. 
Cada uno defiende su territorio, que previamente quedó marcado tras el alzamiento. 
Tras el tiempo reglamentario ambos cruzan miradas para confirmar inequívocamente que la contienda ha acabado. 
Ambos abandonan el parterre satisfechos. 
Uno luce un autógrafo en una pequeña bolsa de plástico reciclada.
Otro se banlacea orgulloso de su bonita firma.
Uno sabe que cuando al día siguiente entre en su oficina se sentirá de nuevo importante. Ahí el tamaño si importa. Sobre todo el de las cuentas corrientes.
Otro espera paciente todo el día hasta que pueda volver al pipican. El tamaño del excremento es lo único que le importa.